Envuelta en un mar de dudas del que nadie te puede sacar. Así me siento yo ahora. Me siento sola, perdida, como un náufrago en una isla desierta.
Es curioso cómo tu vida puede cambiar en apenas unos instantes, que cambie de rumbo de forma tan inesperada. Y observas cómo vivías una etapa preciosa pero, sin embargo, se te escapa sin que apenas puedas remediarlo. Y te encuentras como en medio de un ciclón en el cual no hay salida. Te sientes cada vez más perdida. Ves a gente a tu alrededor y sientes que nadie te escucha, que nadie te entiende y preguntas: "Ahí alguien ahí". Notas cómo las personas que más te importan están cada vez más lejos. Y sabes que si no haces nada las perderás. Deberían de darnos cuando nacemos un manual sobre cómo es la vida, en plan: "Nacerás en un mundo injusto, donde depende del color con el que lo mires, te molestará más o menos, donde cuando tengas una duda metódica y un punto de inflexión en tu insignificante vida te puedas aferrar a la idea de que alguien se ha sentido igual que tú, de quién puede ayudarte, y sin embargo estamos solos. Espero que la brújula del destino me muestre el camino, porque yo ya no sé cuál es el mío . . .
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